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miércoles, 15 de enero de 2020

carta No. 19 - La Paz: una oveja sin pastor

Con los ojos fijos en El
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 19 - enero 2020
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Cada primero de enero se celebra la Jornada Mundial de la Paz.

Desde hace 53 años, luego de concluido el Concilio Vaticano II, el papa Pablo VI instauró esta celebración anual.

Para este 2020 el papa Francisco propone el tema de "La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica". 

La Paz: una oveja sin pastor

La Paz anda suelta por ahí, todos decimos buscarla aunque nada, o muy poco hacemos por encontrarla.  Está en los discursos.  Está en las mesas de negociaciones.  Deambula por la calle, camina por el campo y la ciudad.  Todos y en todas partes hablamos de ella.  El mundo entero aspira la Paz, pero anda perdida en los laberintos de las ambiciones, rencillas, desencuentros, imposiciones, prepotencias y agravios de unos y otros… esto mientras las pasiones se desbandan y aflora la guerra, el terrorismo, la destrucción.  La Paz es atropellada sin misericordia y por poco liquidada en todo lado.

Allí donde se busca, invoca a la Paz interpela y cuestiona y está en movimiento permanente; ella por si, para sí y ante sí reclama para todos: justicia, equidad, solidaridad…
Sin embargo “La paz, como objeto de nuestra esperanza, es un bien precioso, al que aspira toda la humanidad”, dice el Papa Francisco en su mensaje por la 53 Jornada Mundial de la Paz.  En Ecuador, también todos decimos quererla pero a nos da miedo encontrarla, con seguridad cuestionará nuestra forma de ser, de actuar y de vivir, nos sacudirá a fondo, nos exigirá cambios en nuestra vida, nos interpelará e impedirá que vivamos en acomodo y quemeimportismo.  Mientras se mantenga la injusticia, la explotación, la miseria, la violencia social, el resentimiento, la envidia, la corrupción, la impunidad, el tráfico de influencias, el palanqueo, el irrespeto al prójimo y a la ley, la manipulación extremista… no habrá la paz.  Ésta parece ser cada vez mas esquiva y lejana en nuestro país y en toda América Latina.
La aspiración de paz está muy dentro de cada uno de nosotros, será una realidad cuando aflore y se encarne en el día a día, cuando rompamos las cadenas de la injusticia.  Dejemos que opere el diálogo civilizado, renunciemos a nuestros privilegios, cultivemos el respeto, tendamos puentes para pasar abismos, tamicemos pensamientos para estructurar propuestas encaminadas a buscar, encontrar y efectivizar acciones que construyan en lugar de destruir, y cambien lo que debe cambiarse.  Aunque estos afecten a uno mismo, cuando trabajemos para todos y todos nos sintamos seres humanos acogidos, valorados, apoyados.
Si la paz no nos cuestiona la mente y el corazón esta seguirá siendo una “oveja sin pastor” que solo está en nuestra epidermis, en nuestros sueños, que nos inquieta un momento, pero sigue siendo pasajera, sin un lugar para hospedarse, simplemente pasa de largo, dejando una huella efímera, sin encanto ni compromiso; una intención locuaz de discurso y de foros internacionales.  Dejando frecuentemente, a lo sumo, un sentimiento de frustración y miedo.
¿Quién pastorea a la paz?  ¿Quién o quiénes enseñan, con testimonio, el camino de la paz y su praxis personal y social?  ¿Cómo podemos construir la paz en nuestra familia, trabajo, ciudad, país y continente?
Son preguntas trascendentes frente a las cuales todos estamos obligados a encontrar las respuestas justas.¨  OF

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

lunes, 30 de septiembre de 2019

carta No.18 - Venezolano


Con los ojos fijos en El
en la realidad y la fe

carta No. 18
septiembre 2019
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Usted que lee estas líneas... ¿es originario de la ciudad o localidad que habita?, quizá no, lo que significa que es migrante, hijo o nieto de migrantes.
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Desde el pasado 26 de agosto, Ecuador exige visa humanitaria a los venezolanos que deseen ingresar por los pasos fronterizos oficiales, bien sea para lograr llegar a Perú o para quedarse.  Según los datos oficiales, aproximadamente más de medio millón de migrantes venezolanos ya han ingresado a nuestro país, de los que alrededor de 250 mil salieron hacia el sur.  Pero existen pasos irregulares, diferentes a Rumichaca en Tulcán y San Miguel en Sucumbíos, por los que varios migrantes optan ante la exigencia de documentos legales que no tienen.
En los últimos años se calcula que más de 3.5 millones de venezolanos se vieron forzados a dejar familia, trabajo (si lo tenían), estudios, bienes, para buscar nuevos horizontes, principalmente económicos fuera de sus fronteras.  De estos, se calcula que cerca de dos millones se han quedado en Colombia y el resto siguen camino a Ecuador, Perú o Chile.  En nuestro país 120 mil están legalizados y no se conoce el número de indocumentados.
Estos millones de migrantes, hombres y mujeres que van desde niños de brazo hasta adultos mayores, deben enfrentar situaciones difíciles de violencia, trata –especialmente mujeres adolescentes y jóvenes–, explotación –sexual y laboral– y otras tantas situaciones que atentan a su humanidad y dignidad...  A lo que se suman difíciles y hasta graves problemas de salud y de escasez económica, lo que ha llevado a que un porcentaje deba recurrir a la mendicidad.
Con toda esta 'carga' emocional, sicológica, cansancio, hambre y desconfianza, llegan a nuestras ciudades y poblaciones. Algunas manos se extienden y albergan, comparten alimentos y acogen humanamente... pero también encuentran rechazo en algunos sectores sociales.
Con este antecedente, a continuación compartimos la reflexión de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz, en relación a la coyuntura urgente de migración y refugio de los venezolanos y de la próxima Jornada mundial por el migrante y el refugiado convocada por el Papa Francisco.

Venezolano
Venezolano: Simón Bolívar, libertador de cinco naciones, entre ellas Ecuador.
Venezolano: Antonio José de Sucre, el gran héroe del Pichincha que dio la libertad a nuestra patria el 24 de mayo de 1822.
Venezolano: Juan José Flores, Primer Presidente de la República del Ecuador (1830).
Venezolano: Simón Rodríguez, maestro del Libertador y pedagogo que impulsó su proyecto en nuestra Patria.
Al mencionar solo estos cuatro nombres, lo hacemos por su vinculación histórica con el Ecuador, pero podríamos seguir recordando a muchos otros venezolanos ilustres que han sido parte fundamental de la cultura, de las artes, de la iglesia, de la construcción misma de lo latinoamericano y han tenido positiva influencia incluso a nivel mundial.
Sin embargo, en las circunstancias actuales parecería que ser venezolano es sinónimo de delincuente, más aún, que todos los delincuentes son venezolanos.  Hay que preguntarse si ¿serán delincuentes los miles de niños que tomados de la mano de su madre o de su padre recorren nuestras carreteras y ciudades; serán delincuentes esas mujeres que se arriesgan a lo desconocido en busca de una seguridad, a veces inalcanzable; serán delincuentes esos hombres –jóvenes unos, no tan jóvenes otros– que buscan trabajo en los países a los cuales llegan por fronteras cada vez más hostiles y complejas?
Por otra parte, la realidad es que Ecuador no es un país desarrollado ni con amplias fuentes de trabajo, por el contrario, en la actualidad el desempleo es uno de los males que afectan nuestra sociedad como puede comprobarse con la cantidad personas desocupadas, la proliferación de vendedores ambulantes, la mendicidad y hasta el incremento de la delincuencia.
Dos realidades que se encuentran en un mismo momento y en un mismo espacio: búsqueda de sobrevivencia por un lado y limitación de posibilidades por otro.  Solidaridad y xenofobia, acogida y rechazo, reacciones humanas en los dos sentidos.
Cuando mencionamos xenofobia y rechazo, nos referimos a las reacciones de sectores que se sienten ofendidos por la presencia de extranjeros; a aquellos que publican en las redes sociales fotos ciertas e inventadas de supuestos delincuentes, a los cuales los identifican –sin comprobar la mayoría de las ocasiones– como venezolanos; a aquellos de clases más o menos acomodadas que cuidan su espacio de confort, su entorno, y en su cuidado rechazan todo aquello que pueda significar algún remoto o cercano peligro para su tranquilidad y comodidad.  Aún que las estadísticas muestran que el porcentaje de participación de ciudadanos venezolanos en delitos graves (homicidios, robos, asesinato, femicidios, violaciones) estarían por debajo del 1%, aunque la percepción es diferente.
En cambio cuando hablamos de solidaridad y acogida nos referimos a nuestro pueblo, sencillo, generoso, que de alguna manera comparte lo poco que tiene y recibe al afuereño.  En su momento ya lo ha hecho en nuestra historia más o menos reciente, lo hizo con chilenos, colombianos, cubanos y de otras nacionalidades, es que a lo mejor ese amplio grupo humano de ciudadanos ecuatorianos, recuerda que muchos migrantes del país se trasladaron a otros lares donde fueron recibidos y pudieron sobrevivir a la crisis económica que afectó al Ecuador, por cierto, es  incomparable con la tragedia que vive Venezuela.
La xenofobia ha llegado a tal punto que si seguimos la información especialmente de internet, debemos concluir que toda la delincuencia es importada de Venezuela, que no existe de otros orígenes, menos aún del Ecuador.  Esta apreciación tergiversada contradice la información oficial sobre delitos y cárceles.
En contraposición, la acogida se hace realidad en nuestro pueblo pobre; en la Iglesia que por medio de sus parroquias, de Cáritas, por ejemplo, y de tantas otras organizaciones y grupos sociales que buscan ayudar a los venezolanos pobres, extendiendo una la mano amiga en actitud auténticamente cristiana.
Es bueno reflexionar las palabras del Papa Francisco sobre este tema, cuando nos dice que “la presencia de los migrantes y de los refugiados, como en general de las personas vulnerables, representa hoy en día una invitación a recuperar algunas dimensiones esenciales de nuestra existencia cristiana y de nuestra humanidad, que corren el riesgo de adormecerse con un estilo de vida lleno de comodidades” (mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2019).
Para quienes temen a los migrantes sin juzgarlos, a los venezolanos por el hecho de serlo, es bueno recordar el siguiente mensaje:
“El problema no es el hecho de tener dudas y sentir miedo.  El problema es cuando esas dudas y esos miedos condicionan nuestra forma de pensar y de actuar hasta el punto de convertirnos en seres intolerantes, cerrados y quizás, sin darnos cuenta, incluso racistas”. (Papa Francisco)

Andrés León Calderón
Mesa de Pensamiento y DSI - Comisión ecuatoriana Justicia y Paz

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

sábado, 3 de agosto de 2019

Carta No.17 - Ecuador: cuarenta años de ¿Democracia?


Con los ojos fijos en El 
en la realidad y la fe

carta No. 17
agosto 2019
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¿En 1979 dónde estaba usted?  Las fechas son siempre importantes, pues traen recuerdos, reviven hechos, explican realidades y hasta pueden advertir futuros...  Nuestro querido Ecuador cumple, en este mes, cuarenta años de retorno a la democracia, o mejor dicho: cuarenta años de gobiernos elegidos sucesivamente, que han llevado a catorce personas a la silla presidencial, provenientes de diferentes tendencias políticas, ideológicas, económicas...  y en el marco de tres Constituciones políticas.  Tiempo en los que la población pasó de 7,7 millones a más de 17 millones, de los que hoy cerca del 40% son menores de 20 años;  Económicamente, a mitad de camino pasamos del Sucre al Dólar estadounidense y la Deuda Externa pasó de USD 3 mil millones a más de 34 mil millones, entre otras cifras.  A continuación un punto de vista e invitación a recuperar la memoria y trabajar por el futuro.  Además le invitamos a escuchar cada domingo en Radio Católica Nacional (94.1 fm) del 9h a 10h el programa "Sembrando Dignidad con los ojos fijos en El", con entrevistas sobre estos temas. 


Ecuador: Cuarenta años de ¿Democracia?
Una fecha: 10 de agosto de 1979.
2019, 40 años después, celebramos lo que se ha dado en llamar “el retorno a la democracia”, una vez que terminó el último gobierno militar.  La presión ciudadana y las divisiones en la cúpula castrense hicieron que el triunvirato militar integrado por representantes del ejército, la marina y la aviación, busque una salida a la crisis de gobernabilidad ofreciendo elecciones generales libres.
El mecanismo de retorno al régimen de derecho (¿democracia?) consistió en establecer tres comisiones integradas por prestantes ciudadanos que debían cumplir con los siguientes compromisos.
Primera Comisión, bajo la presidencia del doctor Carlos Cueva Tamariz, con el mandato de elaborar un proyecto de nueva constitución, que incluyó varias novedades como la segunda vuelta electoral para elegir al presidente de la república; la prohibición de reelección para todas las dignidades surgidas del voto popular; el reconocimiento de la ciudadanía para todos los ecuatorianos mayores de 18 años, el derecho al voto optativo para los analfabetos, entre otras.
Segunda Comisión, con la presidencia del doctor Ramiro Borja y Borja, tenía como objetivo reformar la constitución de 1945 que reconocía la mayoría simple para elegir al presidente de la república, la reelección presidencial con un período intermedio, el congreso bicameral con la presencia de legisladores funcionales.
Tercera Comisión: Encabezada por el doctor Osvaldo Hurtado.  encargada de elaborar las Leyes de: Partidos Políticos, de elecciones y del Referéndum para que una de las dos propuestas constitucionales sea aprobada por el pueblo en consulta popular.
La intensión era democratizar al país, obtener una genuina y amplia participación ciudadana, sentar las bases para la concreción de auténticos partidos políticos, de ser posible ideológicos, modernizar las instituciones del estado y permitir la alternabilidad en el ejercicio del poder.
El referéndum se realizó el 15 de enero de 1978, por amplia mayoría el pueblo escogió la propuesta de nueva constitución.  Con esta base se convocó a elecciones para el 17 de julio de 1978, triunfó el binomio de Jaime Roldós y Osvaldo Hurtado, pero por no contar con la mayoría absoluta se convocó a la segunda vuelta, en la cual se ratificó el triunfo del binomio del CFP y la Democracia Popular con el 62% de votos, sobre el binomio de Sixto Durán Ballén y José Icaza Roldós.
El 10 de agosto de 1979 se posesionó el nuevo gobierno y se dio inicio a estos 40 años de gobiernos civiles, que se interpretan como 40 años de democracia.
Pero ¿ha existido verdadera democracia?
La respuesta es que no en su totalidad, el país ha vivido es una sucesión de gobiernos de diversos orígenes partidistas, resultantes de elecciones más o menos libres, golpes de estado, acuerdos legislativos no siempre legítimos.  Elementos fundamentales como la justicia social, el respeto a las libertades, la solidaridad de clases y otros que definen a la democracia, no siempre han tenido una plena presencia y realización.
Si bien la democracia es un proceso, una realidad que se construye día a día y que se lo hace con la participación de los ciudadanos, principales protagonistas de la toma de decisiones y de la orientación del desarrollo, en estos 40 años ha sido más bien débil y esporádica, como cuando se movilizaron para exigir la salida de Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez.  Los procesos electorales y las consultas son prácticas importantes, pero pueden ser manipuladas para conseguir regímenes con tendencias dictatoriales como los que ha experimentado América Latina en estos últimos años.
Para que la democracia se encamine mínimamente a ser una realidad, se debe considerar por lo menos tres aspectos básicos:

  •       Vigencia y fortalecimiento de partidos políticos para que sean capaces de presentar propuestas ideológicas serias, que tengan organización nacional y dirigentes representativos.  En el Ecuador existe una multiplicidad de partidos y movimientos nacionales, provinciales, cantonales polpulistas, que distorsionan la verdadera competencia democrática de ideologías, propuestas y planes de acción.  A esto se suma la poca presencia de líderes con proyección nacional.
  •         Una auténtica separación de los poderes del Estado que garantice la independencia de cada uno de ellos.  En gobiernos pasados como el de Febres Cordero se metió mano a la justicia y en el de la década pasada, al amparo de una constitución dizque innovadora, se puso a todas las funciones del Estado bajo la tutela, dominio y dirección de un solo ejecutivo omnímodo.
  •      Un ambiente de libertad, ya que únicamente cuando existen las libertades de pensamiento, opinión y acción, se puede garantizar la igualdad de derechos y deberes ciudadanos.  El aparato controlador del Estado y las leyes represivas como la eliminada de comunicación, crearon un ambiente totalmente alejado de los conceptos de libertad.
Entonces queda claro que lo que debemos recordar en estas fechas son los 40 años de sucesivos gobiernos civiles y de esfuerzos someros por llegar a la democracia que anhelamos.  Nuestra democracia intermitente, limitada y hasta cierto punto tímida nos hace coincidir con aquello que el gran político inglés Winston Churchill afirmaba: “La democracia es el peor de todos los sistemas políticos, con excepción de todos los sistemas políticos restantes”.
Nuestra historia, especialmente la reciente, debe servirnos de experiencia para buscar nuevos horizontes de solidaridad, de justicia, de paz, es decir, de una verdadera y auténtica democracia.
Andrés León Calderón
Mesa de Pensamiento - Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de las mesas de reflexión, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.