En su discurso a las autoridades
peruanas, el viernes 19 de enero en Lima, el Papa llamó a luchar contra el
“flagelo social” de la corrupción a la que, por la mañana en Puerto Maldonado,
calificó como “demonio” que hay que “expulsar”.
Tras regresar de Puerto
Maldonado, el viernes 19 de enero por la tarde, el papa Francisco acudió al
Palacio de Gobierno para el encuentro oficial con las autoridades civiles
peruanas, la sociedad civil y el cuerpo diplomático.
Esta ceremonia
protocolaria, que se desarrolla normalmente al principio de la visita del Papa,
fue desplazada para permitir a Francisco poder acudir por la mañana a la
Amazonía y evitar las tormentas, frecuentes por las tardes en esa región, que
podían haberse producido durante el vuelo de regreso.
En su discurso, el Papa
volvió a mencionar lo que ya había desarrollado esa misma mañana ante los
pueblos de la Amazonía, destacando cómo “la degradación del medio ambiente no
se puede separar de la degradación moral de nuestras comunidades”.
Así, tomó como ejemplo
la minería informal, que destruye la vida de personas, así como los bosques y
ríos. “Este proceso de degradación
conlleva y promueve organizaciones, por fuera de las estructuras legales, que
degradan a tantos hermanos nuestros sometiéndolos a la trata –nueva forma de
esclavitud–, al trabajo informal, a la delincuencia… y a otros males que
afectan gravemente su dignidad, y al mismo tiempo, la de esta nación”.
Sobre todo, el Papa
advirtió sobre “otra forma –muchas veces sutil– de degradación ambiental que
contamina progresivamente todo el entamado vital: la corrupción”.
El presidente peruano, implicado en un escándalo
“Cuánto mal le hace a
nuestros pueblos latinoamericanos, y a las democracias de este bendito
continente, ese “virus” social, un fenómeno que lo infecta todo, siendo los
pobres y la madre tierra los más perjudicados”, advirtió, extendiendo su
atención a todo un continente afectado por la corrupción.
En el propio Perú, el
actual presidente Pedro Pablo Kuczynski, implicado en el escándalo brasileño
Odebrecht, consiguió evitar su destitución, el mes pasado, gracias a los votos
de los diputados del partido de uno de sus predecesores, Alberto Fujimori,
encarcelado, y al que acaba de indultar oportunamente.
“Lo que se haga para
luchar contra este flagelo social merece la mayor de las ponderaciones y
ayudas… y esa lucha nos compromete a todos”, advirtió el Papa ante el
presidente peruano y toda la clase política.
Pidió “una mayor cultura de la transparencia entre entidades públicas,
sector privado y sociedad civil”.
“Nadie puede resultar
ajeno a este proceso; la corrupción es evitable y exige el compromiso de
todos”, recalcó, pidiendo a “quienes ocupan algún cargo de responsabilidad”,
“empeñarse en este sentido” para que el país sea “un espacio de esperanza y
oportunidad… pero para todos, no para unos pocos”.
Un “demonio” que hay que “expulsar”
Al final de la mañana,
frente a 50 mil habitantes de Puerto Maldonado (¡de 75 mil h0a0bitantes!), el
Papa ya se había manifestado en contra de la corrupción, denunciando la trata
de personas, a la que prefirió darle el nombre de esclavitud –“esclavitud para
el trabajo, esclavitud sexual, esclavitud para el lucro” – y advirtiendo a quienes
se dejaron seducir por “el brillo prometedor de la extracción de oro”.
“El oro puede
convertirse en un falso dios que exige sacrificios humanos”, avisó, recordando
que “los falsos dioses, los ídolos de la avaricia, del dinero, del poder, lo
corrompen todo”. “Corrompen la persona y
las instituciones; también destruyen el bosque”, resumió.
Hablando de la
corrupción como de un “demonio” que hay que “expulsar”, animó a los habitantes
de la Amazonía a “organizarse en movimientos y comunidades de todo tipo para
ayudar a superar estas situaciones”.
El sábado en Trujillo
Después de su discurso
a las autoridades y un encuentro privado de unos quince minutos con el
presidente Kuczynski, Francisco acudió a la iglesia San Pedro, una de las
iglesias jesuitas más bellas y antiguas del continente. Como es habitual ahora en cada viaje, se
reunió, a puerta cerrada, con cien sacerdotes de la Compañía de Jesús.
El sábado 20 de enero,
acudió a Trujillo (norte de Perú) donde celebró una misa antes de encontrase
con los sacerdotes, religiosos y seminaristas de las circunscripciones
eclesiásticas de esta región del norte de Perú.
Nicolas
Senèze,
Puerto Maldonado y Lima - Perú
Puerto Maldonado y Lima - Perú
Fuente: La Croix - https://goo.gl/mG5DSW
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