Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 227 – 10
marzo 2024
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Ecuador, entre la fe y el machismo
“…la violencia contra las mujeres es una herida
abierta fruto de una cultura de opresión patriarcal y machista”.
“Quien lastima a una
mujer profana a Dios, nacido de mujer”, “Toda sociedad necesita acoger el don
de la mujer, de cada mujer: respetarla, cuidarla, valorarla”. Papa Francisco.
Dana, Briana, Génesis, Vanessa, Jessica, Karla,
Alison, Evelyn, Rosa, Abigail, Cristina…son algunos de los nombres de niñas y
mujeres que fueron cruelmente asesinadas durante el último año en el Ecuador.
Los casos de violencia, abuso sexual y feminicidios nos conmocionan y recuerdan
la realidad de las mujeres en un país que -paradójicamente- se considera en su
mayoría cristiano. El machismo, profundamente arraigado en la sociedad
ecuatoriana, perpetúa esta tragedia. Mujeres, y en especial niñas, son la pieza
más frágil de la sociedad ecuatoriana.
Algunos estudios reflejan que la cifra de
feminicidios -la forma más extrema de violencia contra las mujeres- se
incrementó considerablemente, sobre todo durante la pandemia. Los constantes
cambios de metodología por la falta de correctos registros administrativos y
judiciales, así como la omisión de denuncias de crímenes contra mujeres, que se
pierden en el silencio por temor e incluso ignorancia, dificultan el cálculo
estadístico.
Sin embargo, en 2023, el Ecuador registra que,
cada 27 horas, una mujer fue víctima de feminicidio, según Fundación Aldea.
Estos datos reflejan la naturaleza generalizada de la violencia contra la mujer
y el fracaso de los sistemas existentes de protección, especialmente para
mujeres y niñas marginadas que quedan expuestas a un alto riesgo, incluso con
mayores probabilidades de morir a manos de quienes tienen vínculos más
estrechos con ellas.
Los desequilibrios entre mujeres y hombres
siguen siendo evidentes en diversas esferas de la vida: desde la dinámica
familiar, los entornos educativos y laborales, hasta las estructuras
económicas, exacerbando la vulnerabilidad de las mujeres y obstaculizando los
esfuerzos para combatir eficazmente un sistema de creencias y comportamientos
que crean el entorno propicio para que prospere la desigualdad y la violencia.
Desde una perspectiva creyente, es inadmisible
aceptar que, en un país devoto a la Virgen María, la equidad entre hombres y
mujeres aún sea esquiva a la vida cotidiana. En la historia de la salvación,
encontramos figuras femeninas esenciales: María, Martha, Judith, Ruth, María
Magdalena... La historia de amor entre Dios y el ser humano nos muestra de
manera contundente que está protagonizada por mujeres que dieron testimonio,
que se conmovieron, que acompañaron hasta el último instante a Jesús crucificado,
y que fueron la primera Iglesia viva ante la presencia del Resucitado. Mujeres
cuya dignidad fue restablecida por Jesús como nos muestra el Evangelio.
Como pueblo de Dios debemos aunar esfuerzos para
desafiar las normas y romper esas actitudes que perpetúan el machismo,
cruciales para fomentar cambios culturales hacia la equidad y la justicia
social. Esto requiere un enfoque multidisciplinario que abarque reformas
legislativas, iniciativas educativas y promoción social, para crear una
sociedad donde todos -hombres y mujeres- podamos vivir libres, sin miedo y sin
discriminación. Finalmente, en el corazón de Dios, todos los nombres están
escritos. Ojalá prospere el reconocimiento que el Sínodo hace de la mujer y su
presencia en las instancias eclesiales de decisión, promovidas por el Papa
Francisco. • #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es
una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de
reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar
y proponer alternativas, a través de estas cartas.
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