Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe
Comisión ecuatoriana
Justicia y Paz
carta No. 140– 10 de julio 2022
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Minga por la Reconciliación
Social
“Que la gracia del Señor Resucitado dé consuelo y esperanza a todos los que sufren: ¡que nadie sea abandonado! Que las contiendas, guerras y disputas den paso al entendimiento y la reconciliación. Subrayemos siempre esta palabra: reconciliación, porque lo que hizo Jesús en el Calvario y con su resurrección es reconciliarnos a todos con el Padre, con Dios y entre nosotros. ¡Reconciliación!” Papa Francisco (abril 2022)
A propósito del paro, la sociedad se dividió entre los que se expresaron “a favor” y “en contra”, con una mezcla multicolor de opiniones, sensibilidades y lógicas… mensajes, gestos, acciones cargadas de violencia, insultos y argumentos descalificadores, que evidenciaron resentimientos, racismo, clasismo, regionalismo, aires de superioridad, muy bien guardados en el inconsciente nacional. El país se polarizó aún más y se fracturó, volviéndose un reto necesario la convivencia pacífica al corto, mediano y largo plazo.
Urge descubrir caminos
apropiados para reencontrarnos como país.
Es vital el diálogo, herramienta valiosísima que gestionaría la reconciliación
nacional, tarea muy difícil, de alta trascendencia política, social, económica,
cultural e institucional, que exige una minga nacional con una fuerte determinación
que nos permita entrar en un proceso largo y cuidadoso de reconstrucción del
tejido social. Por tanto, no es un camino
para los miedosos, sino para los valientes, dispuestos a romper las cadenas de la
inconsciencia social, del odio mutuo, de la indolencia generalizada. De esta manera podremos abrir las puertas del
diálogo, encontrar las llaves que destraben las posturas sin sentido, para dotar
de contenido auténtico a lo que llamamos “ecuatorianidad”.
En nuestro país, no
se puede iniciar la reconciliación sin reemplazar el miedo por la credibilidad,
la ofensa por el perdón y la descalificación por la confianza. Estas actitudes deben validarse por el cumplimiento
de los acuerdos, que traigan liberación profunda, armonía interior, gozo y paz auténtica.
La reconciliación tiene
pasos fundamentales que como país debemos profundizar: reconocer la verdad de nuestra
situación actual; hacer memoria del sufrimiento histórico de los más pobres y vulnerables;
contextualizar la realidad actual; y administrar justicia, para que los causantes
de los hechos violentos no queden impunes.
En todo lo posible, hay que buscar la reparación individual y colectiva,
tanto en lo material como en lo simbólico.
Promover una experiencia
de sanación de las heridas sociales que nos aquejan y torturan cotidianamente a
través de la aceptación de responsabilidades y reconciliación con una visión integral
que trascienda y nos dignifique a todos.
Para el efecto debemos, como país, implementar y ejecutar proyectos de desarrollo
y fortalecer instituciones sociales que respalden y consoliden esa reconciliación
con justicia social, colocando como base el respeto e integración de las diferencias,
aportes y riquezas propias de cada cultura, priorizando a los más pobres y excluidos,
cuidando la vida en todas sus manifestaciones.
El abanico de la reconciliación
es muy amplio y comprende todas las dimensiones de la persona: - Reconciliación
con uno mismo. - Reconciliación con Dios,
para recuperar el sentido pleno de la existencia. - Reconciliación social (intersubjetiva)
para construir juntos ese pueblo digno y bello que anhelamos. - Reconciliación con
la naturaleza (Casa Común). Es una vida nueva,
basada en el Evangelio: “Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso” (Lc
6,27-36).
En conclusión: “…El amor social es una fuerza capaz de suscitar
vías nuevas para afrontar los problemas del mundo de hoy y para renovar profundamente
desde su interior las estructuras, organizaciones sociales y ordenamientos jurídicos”
(Fratelli Tutti 183). El diálogo hace posible
la reconciliación para asegurar la paz, el perdón, la justicia, la verdad, la promoción
y concreción de una mejor vida para todos, el cuidado de la casa común y la apertura
a la bendición de Dios en la cotidianidad.
En la Minga por la Reconciliación estamos involucrados todos. · #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos
fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana
Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión
para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
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