Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe
Comisión ecuatoriana Justicia
y Paz
carta No. 307
– 21 de septiembre de 2025
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¡Los subsidios deben focalizarse!
“Porque no me cansaré de referirme a la
dignidad del trabajo. Lo que da dignidad es el trabajo. Los subsidios son solo
una ayuda provisoria. El que no tiene trabajo, siente que le falta algo, le
falta esa dignidad que da propiamente el trabajo, que unge de dignidad”. Papa
Francisco, 14 de octubre de 2021.
Los países en desarrollo, como Ecuador, caracterizados por
una alta inequidad y condiciones difíciles para gran parte de la población, han
implementado subsidios para atender diversas necesidades: la pobreza (bono de
desarrollo humano), el desempleo, la electricidad, entre otros. Estas
transferencias económicas buscan proteger a los hogares frente a choques
económicos en tiempos de crisis, estimular sectores productivos, suplir la
ausencia de redes eficientes de protección social e incluso garantizar estabilidad
política. En contextos de desigualdad y descontento social, los subsidios
funcionan como una válvula de escape.
Un subsidio es una ayuda económica del Estado, en dinero o
descuentos, para reducir el costo de bienes o servicios y proteger a quienes no
pueden pagar precios de mercado, equilibrando así el impacto social y económico
de los aumentos.
El problema aparece cuando los subsidios son generalizados y,
al igual que los impuestos, se aplican a todos por igual, sin atender a la
población más afectada o a las necesidades reales.
En Ecuador, la reciente eliminación del subsidio al diésel ha
desatado un intenso debate nacional, incluyendo paros y movilizaciones. Los
subsidios a los combustibles tienen una larga historia desde los años setenta y
han incrementado el peso fiscal, convirtiéndose en un compromiso enorme para el
Estado. Si se los considera un gasto, como señalan algunos analistas, entre
2010 y 2023 el país destinó aproximadamente 53.922 millones de dólares a
subsidios de combustibles. Sin embargo, ese “gasto” también ha funcionado como
una compensación frente a los precios de mercado: si se eliminan, el Estado
gasta menos, pero la población paga más.
Al no estar focalizados, estos subsidios han beneficiado en
mayor medida a quienes más tienen o consumen; no obstante, para los sectores
populares han significado un ahorro significativo, reflejado principalmente en
el costo del transporte y en los precios de los alimentos que dependen del
traslado o del uso de combustibles para su preparación. Su eliminación eleva
los precios y golpea con mayor fuerza a los sectores populares. No es casual
que en los últimos tres gobiernos las decisiones en este tema hayan provocado
levantamientos y protestas.
El alza del diésel eleva hasta en 56 % los costos del
transporte, lo que implica mayores tarifas y encarece alimentos y bienes
básicos. Aunque el Gobierno ofrece compensaciones temporales a transportistas,
los usuarios no reciben apoyo y enfrentan inflación inmediata.
Los productores, importadores y exportadores que utilizan
transporte pesado verán reducidos sus márgenes de ganancia, perderán
competitividad y trasladarán los costos adicionales al consumidor, fenómeno que
se agrava con la especulación. Las familias de menores ingresos sufrirán el
ajuste más severo, pues los productos esenciales se encarecen mientras sus
ingresos permanecen estancados.
Ante una decisión de esta magnitud, el Gobierno debió
considerar los criterios de los distintos actores sociales, explicar con
transparencia las razones de la eliminación, el destino de los recursos
liberados y los beneficiarios, además de planificar un retiro gradual para
evitar impactos bruscos. Era indispensable crear compensaciones adecuadas y
proteger especialmente a los sectores más pobres y sensibles. Para mantener la
estabilidad política, el diálogo amplio con toda la población es fundamental.
La mejor compensación, en última instancia, es la
generación de trabajo digno. #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la
fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz,
resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar,
reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
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